Las opiniones de los obispos sobre el rito antiguo que Francisco prohibió publicar. Por qué iban contra su voluntad

A prin­ci­pios de julio, por vías distin­tas pero casi simul­tá­nea­men­te, dos exper­tos vati­ca­ni­stas, la esta­dou­ni­den­se Diane Montagna y el ita­lia­no Saverio Gaeta, hicie­ron públi­cos por pri­me­ra vez los prin­ci­pa­les resul­ta­dos de una con­sul­ta orde­na­da por el papa Francisco en 2020 a las dió­ce­sis de todo el mun­do sobre la cele­bra­ción de la misa en el rito anti­guo.

Montagna lo hizo en un docu­men­ta­do artí­cu­lo en Substack el 1 de julio. Gaeta, en un libro escri­to jun­to al litur­gi­sta Nicola Bux y edi­ta­do por Fede & Cultura, que sal­drá en Italia a fina­les de julio pero que ya pue­de adqui­rir­se y leer­se en for­ma­to Kindle en el sitio de Amazon.

La cele­bra­ción de la misa en el rito anti­guo había sido auto­ri­za­da en 2007 por Benedicto XVI con el Motu Proprio “Summorum Pontificum”, con el obje­ti­vo decla­ra­do de que “las dos for­mas del uso del rito roma­no”, la anti­gua y la nue­va, “pudie­ran enri­que­cer­se mutua­men­te”.

Pero Francisco no ocul­ta­ba su deseo de dero­gar dicha auto­ri­za­ción. Para él, la cele­bra­ción de la misa en el rito anti­guo solo fomen­ta­ba divi­sio­nes y coin­ci­día con “un cre­cien­te recha­zo no solo de la refor­ma litúr­gi­ca, sino del Concilio Vaticano II”. El 16 de julio de 2021, con el Motu Proprio “Traditionis Custodes, resti­tuyó al nue­vo misal poscon­ci­liar la con­di­ción de “úni­ca expre­sión de la ‘lex oran­di’ del rito roma­no”, dejan­do al rito anti­guo solo míni­mos espa­cios resi­dua­les.

La con­sul­ta pre­via a los obi­spos, Francisco la qui­so pre­ci­sa­men­te para obte­ner tam­bién de ellos una peti­ción uná­ni­me de este cam­bio de rum­bo. Una peti­ción que, según él, efec­ti­va­men­te lle­gó, según lo escri­to por el pro­pio Francisco en la car­ta a los obi­spos que acom­pañó al motu pro­prio “Traditionis Custodes”:

“Las respue­stas reci­bi­das han reve­la­do una situa­ción que me entri­ste­ce y me pre­o­cu­pa, con­fir­mán­do­me la nece­si­dad de inter­ve­nir. […] Respondiendo a sus peti­cio­nes, tomo, por tan­to, la fir­me deci­sión de dero­gar todas las nor­mas, instruc­cio­nes, con­ce­sio­nes y costum­bres ante­rio­res al pre­sen­te motu pro­prio”.

Curiosamente, sin embar­go, Francisco pro­hi­bió que los resul­ta­dos de la con­sul­ta se hicie­ran públi­cos. Y la razón de este recha­zo es pre­ci­sa­men­te lo que han reve­la­do los “scoop” de estos días.

La razón es que, si Francisco los hubie­ra hecho públi­cos, no habría podi­do afir­mar que los obi­spos esta­ban de acuer­do con él. Habría teni­do que decir lo con­tra­rio.

Pero hay más. Para agra­var la gra­ve­dad de esta “fake news”, está el hecho de que la con­sul­ta y la redac­ción de sus resul­ta­dos fue­ron rea­li­za­das por la enton­ces Congregación para la Doctrina de la Fe, pre­si­di­da por el car­de­nal Luis Ladaria, y que el infor­me final incluye tam­bién un “Juicio glo­bal” ela­bo­ra­do por la cuar­ta sec­ción de la con­gre­ga­ción, es decir, la que antes era la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”, encar­ga­da de super­vi­sar las cele­bra­cio­nes en el rito anti­guo.

El tex­to de este “Juicio glo­bal” —difun­di­do por Diane Montagna en su ori­gi­nal ita­lia­no y en tra­duc­ción ingle­sa, y amplia­men­te cita­do en el libro de Gaeta y Bux— se repro­du­ce ínte­gra­men­te más aba­jo y mue­stra cla­ra­men­te la incom­pa­ti­bi­li­dad entre el jui­cio expre­sa­do por los obi­spos y com­par­ti­do por la Congregación para la Doctrina de la Fe, en gene­ral muy posi­ti­vo sobre los efec­tos del MP “Summorum Pontificum”, y las deci­sio­nes de signo con­tra­rio adop­ta­das por el papa Francisco con “Traditionis Custodes”.

Pero cabe seña­lar que el “Juicio glo­bal” es solo una par­te del volu­mi­no­so infor­me entre­ga­do al papa Francisco en febre­ro de 2021 y que él hizo desa­pa­re­cer.

En sus 224 pági­nas, el infor­me pre­sen­ta en una pri­me­ra par­te las nue­ve pre­gun­tas del cue­stio­na­rio con las respue­stas de los obi­spos, orde­na­das por con­ti­nen­te y país, mien­tras que en una segun­da par­te ofre­ce un resu­men gene­ral, segui­do del cita­do “Juicio glo­bal” y, final­men­te, un “Florilegio de citas” extraí­das de las respue­stas, cada una con indi­ca­ción de la dió­ce­sis de ori­gen.

Las respue­stas lle­ga­ron de apro­xi­ma­da­men­te un ter­cio de las más de 3,000 dió­ce­sis con­sul­ta­das, es decir, bási­ca­men­te de aquel­las don­de el rito anti­guo se cele­bra­ba efec­ti­va­men­te, con una cla­ra pre­pon­de­ran­cia en América del Norte y Europa, y muy pocas en África y América del Sur.

En Europa, Francia es el país don­de la misa en el rito anti­guo se cele­bra en casi todas las dió­ce­sis, con jui­cios mayor­men­te favo­ra­bles de sus respec­ti­vos obi­spos. En Italia, en poco más de la mitad de las dió­ce­sis se rea­li­zan estas cele­bra­cio­nes, aun­que los respon­sa­bles de la con­sul­ta seña­la­ron no pocos erro­res en la apli­ca­ción del MP “Summorum Pontificum”.

En América del Norte, Estados Unidos es el país más invo­lu­cra­do, en apro­xi­ma­da­men­te dos de cada tres dió­ce­sis, con jui­cios tam­bién mayor­men­te posi­ti­vos. En Asia y África, son muy pocas las dió­ce­sis don­de se cele­bra en el rito anti­guo, aun­que algu­nos obi­spos expre­sa­ron el deseo de que en el futu­ro se haga más, “para hacer per­ci­bir la rique­za de la tra­di­ción de la Iglesia”.

En cuan­to a América del Sur, tam­bién con pocas dió­ce­sis invo­lu­cra­das, desta­can las respue­stas de Brasil, muy crí­ti­cas con los fie­les y sacer­do­tes que cele­bran en el rito anti­guo y “no apre­cian ni el Vaticano II ni al papa Francisco”.

El libro de Gaeta y Bux dedi­ca amplio espa­cio a este repa­so de las respue­stas reco­gi­das en las distin­tas áreas geo­grá­fi­cas.

Pero vol­vien­do a la eva­lua­ción glo­bal for­mu­la­da por la sec­ción de la Congregación para la Doctrina de la Fe encar­ga­da de la con­sul­ta, aquí está el tex­to com­ple­to, cla­ra­men­te en las antí­po­das de lo que lue­go deci­dió el papa Francisco.

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JUICIO GLOBAL

[Del infor­me final iné­di­to de la encue­sta entre los obi­spos sobre las cele­bra­cio­nes en el rito anti­guo, 2020–2021]

De la impor­tan­te can­ti­dad de docu­men­tos envia­dos y ana­li­za­dos se despren­de que el Motu Proprio “Summorum Pontificum” desem­peña hoy un papel signi­fi­ca­ti­vo, aun­que rela­ti­va­men­te pequeño, en la vida de la Iglesia. Concebido por el papa Benedicto XVI tras años de enfren­ta­mien­tos, a veces duros, entre los par­ti­da­rios de la litur­gia refor­ma­da de 1970 y los del “Missale Romanum” en su ver­sión de 1962, el MP “Summorum Pontificum” supo afir­mar la igual digni­dad de las dos for­mas del mismo rito roma­no, crean­do con­di­cio­nes favo­ra­bles para una ver­da­de­ra paz litúr­gi­ca, con miras inclu­so a una even­tual uni­dad de las dos for­mas en el futu­ro.

El enri­que­ci­mien­to mutuo y la actua­li­za­ción del “Missale Romanum” ed. 1962, desea­do por el mismo Papa (cf. car­ta del 7 de julio de 2007), se ha rea­li­za­do tam­bién con la publi­ca­ción de la instruc­ción apli­ca­ti­va del men­cio­na­do Motu Proprio: “Universae Ecclesiae” del 30 de abril de 2011, y los dos decre­tos con­fir­ma­dos por el papa Francisco el 5 de diciem­bre de 2019, tras el pare­cer favo­ra­ble uná­ni­me de los Padres miem­bros de la Congregación para la Doctrina de la Fe (decre­to “Quo Magis”, sobre la adi­ción de sie­te nue­vos pre­fa­cios, y decre­to “Cum Sanctissima”, sobre la inser­ción de nue­vos san­tos).

La difu­sión del rito roma­no anti­guo tras el “Summorum Pontificum” se sitúa en tor­no al 20% de las dió­ce­sis lati­nas en el mun­do, y su apli­ca­ción hoy es cier­ta­men­te más sere­na y pací­fi­ca, aun­que no en todas par­tes; que­dan casos resi­dua­les aún sin resol­ver. Lamentablemente, en algu­nas dió­ce­sis, la “Forma extraor­di­na­ria” no ha sido con­si­de­ra­da una rique­za para la vida de la Iglesia, sino un ele­men­to ina­pro­pia­do, per­tur­ba­dor, inú­til para la vida pasto­ral ordi­na­ria e inclu­so “peli­gro­so”, que no debe sati­sfa­cer­se, o que debe supri­mir­se o al menos con­tro­lar­se estric­ta­men­te para que no se difun­da, a la espe­ra de su even­tual desa­pa­ri­ción o abro­ga­ción.

La mayo­ría de los obi­spos invo­lu­cra­dos en el cue­stio­na­rio, que han apli­ca­do gene­ro­sa e inte­li­gen­te­men­te el MP “Summorum Pontificum”, se decla­ran final­men­te sati­sfe­chos con él, en par­ti­cu­lar aquel­los que han teni­do tam­bién la posi­bi­li­dad de for­mar una par­ro­quia per­so­nal, don­de todos los sacra­men­tos se admi­ni­stran en la “for­ma extraor­di­na­ria” y don­de se for­ma una comu­ni­dad esta­ble de cele­bra­ción y acti­vi­dad pasto­ral. En los luga­res don­de el cle­ro ha cola­bo­ra­do estre­cha­men­te con el obi­spo, la situa­ción se ha paci­fi­ca­do total­men­te.

Una con­stan­te que seña­lan los obi­spos es que son los jóve­nes quie­nes descu­bren y eli­gen esta litur­gia anti­gua. La mayo­ría de los gru­pos esta­bles pre­sen­tes en el orbe cató­li­co está com­pue­sta por jóve­nes y por con­ver­sos a la fe cató­li­ca o que regre­san a ella tras un tiem­po de ale­ja­mien­to de la Iglesia y los sacra­men­tos. Admiran la sacra­li­dad, serie­dad y solem­ni­dad de la litur­gia. Lo que más notan, inclu­so por una socie­dad exce­si­va­men­te rui­do­sa y habla­do­ra, es el rede­scu­bri­mien­to del silen­cio en la acción sagra­da, las pala­bras con­te­ni­das y esen­cia­les, una pre­di­ca­ción fiel a la doc­tri­na de la Iglesia, la bel­le­za del can­to litúr­gi­co, la digni­dad cele­bra­ti­va: un todo que atrae con­si­de­ra­ble­men­te.

Es el mismo Benedicto XVI quien escri­be en la car­ta a los obi­spos que acom­paña al MP  “Summorum Pontificum” que esta cate­go­ría men­cio­na­da de per­so­nas son los desti­na­ta­rios pri­vi­le­gia­dos de su dispo­si­ción legi­sla­ti­va, ade­más, cla­ra­men­te, de todos aquel­los que duran­te déca­das habían pedi­do la libe­ra­li­za­ción y legi­ti­ma­ción en la prác­ti­ca litúrgico-pastoral de la vene­ra­ble litur­gia latino-gregoriana.

El naci­mien­to de gru­pos esta­bles, como pre­vé el MP “Summorum Pontificum” y la instruc­ción “Universae Ecclesiae”, ha per­mi­ti­do a la Santa Sede seguir el cami­no de paci­fi­ca­ción y ecle­sia­li­dad de estas per­so­nas, pri­me­ro a tra­vés de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei” y aho­ra con la “Sectio Quarta” de la CDF, y por ello los obi­spos mani­fie­stan sati­sfac­ción y gra­ti­tud. Es nece­sa­rio tener una rea­li­dad insti­tu­cio­nal y un inter­lo­cu­tor com­pe­ten­te que siga el cami­no de estos gru­pos y de los insti­tu­tos cle­ri­ca­les que de ellos depen­den, y que sea de ayu­da para el mini­ste­rio de los obi­spos, a fin de evi­tar for­mas arbi­tra­rias de auto­ge­stión y anar­quía de los gru­pos, y tam­bién el abu­so de poder de algu­nos obi­spos loca­les. La Santa Sede y el vín­cu­lo con el Papa son una garan­tía para todos, fie­les y pasto­res.

Favorecer la comu­nión ecle­sial entre el obi­spo dio­ce­sa­no y los miem­bros de los gru­pos esta­bles o de los insti­tu­tos, y de estos con el Papa, es fun­da­men­tal para un cami­no sere­no y apo­stó­li­ca­men­te fruc­tí­fe­ro. Estos fie­les desean ser con­si­de­ra­dos al mismo nivel que los demás fie­les que siguen la litur­gia en la “for­ma ordi­na­ria” y de los que los pasto­res se ocu­pan pasto­ral­men­te sin pre­jui­cios.

Tras una pri­me­ra fase com­ple­ja, y con algu­nas situa­cio­nes aún pen­dien­tes, gra­cias al MP “Summorum Pontificum” estos gru­pos de fie­les y los mismos obi­spos y sacer­do­tes han encon­tra­do esta­bi­li­dad y sere­ni­dad, tenien­do en la anti­gua PCED, hoy en la “Sectio Quarta”, un pun­to de refe­ren­cia sere­no y esta­ble, ade­más de auto­ri­za­do, que garan­ti­za sus dere­chos y tam­bién sus debe­res.

Tanto es así que algu­nos obi­spos seña­lan que es nece­sa­rio pro­te­ger los gru­pos esta­bles para evi­tar sali­das de la Iglesia hacia rea­li­da­des cismá­ti­cas o hacia la FSSPX. En todos los luga­res don­de los gru­pos esta­bles son segui­dos y acom­paña­dos por el obi­spo dio­ce­sa­no o por un sacer­do­te dele­ga­do suyo, ya casi no hay pro­ble­mas, y los fie­les están feli­ces de ser aten­di­dos, respe­ta­dos y tra­ta­dos como hijos por su padre obi­spo.

En el MP “Summorum Pontificum” y en la car­ta que lo acom­paña, se habla de la volun­tad del Papa de tra­ba­jar por una recon­ci­lia­ción litúr­gi­ca inter­na en la Iglesia. A la luz del discur­so a la Curia Romana del 22 de diciem­bre de 2005, Benedicto XVI, tam­bién en lo que respec­ta a la sagra­da litur­gia, con­si­de­ran­do nece­sa­rio pro­ce­der no según la her­me­néu­ti­ca de la rup­tu­ra sino de la reno­va­ción en con­ti­nui­dad con la tra­di­ción, escri­be:

“Lo que para las gene­ra­cio­nes ante­rio­res era sagra­do, tam­bién para noso­tros per­ma­ne­ce sagra­do y gran­de, y no pue­de ser total­men­te pro­hi­bi­do o inclu­so con­si­de­ra­do per­ju­di­cial. Nos hace bien a todos con­ser­var las rique­zas que han cre­ci­do en la fe y en la ora­ción de la Iglesia, y dar­les el justo lugar”.

Esta dimen­sión ecle­sio­ló­gi­ca de la her­me­néu­ti­ca de la con­ti­nui­dad con la tra­di­ción y de un cohe­ren­te desar­rol­lo y reno­va­ción no ha sido aún bien reci­bi­da por algu­nos obi­spos, pero don­de ya ha sido reci­bi­da y apli­ca­da está dan­do fru­tos; los más visi­bles están en la litur­gia. Otros obi­spos seña­lan, de hecho, el bien apor­ta­do por el MP “Summorum Pontificum” tam­bién para la “for­ma ordi­na­ria” de la litur­gia y para una recu­pe­ra­ción de la sacra­li­dad en la acción litúr­gi­ca, así como para un pro­ce­so de recon­ci­lia­ción intrae­cle­sial.

Algunos obi­spos afir­man que el MP “Summorum Pontificum” habría fra­ca­sa­do en su inten­to de recon­ci­lia­ción y, por tan­to, pedi­rían su supre­sión, tan­to por­que la recon­ci­lia­ción inter­na en la Iglesia no se ha com­ple­ta­do, como por­que la Fraternidad Sacerdotal San Pío X no ha regre­sa­do a la Iglesia. Del aná­li­sis gene­ral y par­ti­cu­lar de dichas respue­stas se com­pren­de que esta inve­sti­ga­ción ha per­mi­ti­do a algu­nos obi­spos leer y empe­zar a cono­cer mejor el docu­men­to obje­to de la encue­sta.

A la pri­me­ra obje­ción, se seña­la que estos pro­ce­sos de recon­ci­lia­ción son lar­gos y len­tos en la Iglesia; el MP “Summorum Pontificum” ha pue­sto las bases para esta recon­ci­lia­ción. Respecto a la segun­da obje­ción, debe recor­dar­se que el MP “Summorum Pontificum” no fue hecho para la FSSPX; ellos ya tenían lo que se con­ce­dió con el MP “Summorum Pontificum” y, por tan­to, no lo nece­si­ta­ban.

Más bien, el MP “Summorum Pontificum” se conec­ta en uni­dad y com­ple­men­to, como desar­rol­lo orgá­ni­co y cohe­ren­te, del motu pro­prio “Ecclesia Dei Adflicta” de Juan Pablo II, con el cual el Papa pola­co qui­so sal­var a tan­tos cató­li­cos, per­di­dos y con­fu­sos, en rie­sgo de cisma, tras las orde­na­cio­nes epi­sco­pa­les de Mons. Lefebvre.

Benedicto XVI afir­ma ade­más que el “Summorum Pontificum” nace como instru­men­to para la nece­si­dad de una recon­ci­lia­ción de la Iglesia con­si­go misma, y por estas razo­nes pro­mul­gó tam­bién el Motu Proprio “Ecclesiae Unitatem”, inser­tan­do la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei” en la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Este cami­no se ha con­clui­do feli­z­men­te con el motu pro­prio de Francisco de ene­ro de 2019, don­de, al supri­mir la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei” y con­sti­tuir una sec­ción espe­cí­fi­ca en la CDF, afir­man­do que las rea­li­da­des en cue­stión han encon­tra­do hoy una pro­pia esta­bi­li­dad en núme­ro y vida, el Papa diri­ge estos gru­pos y rea­li­da­des ecle­sia­les hacia una dimen­sión ordi­na­ria y regu­lar de la vida ecle­sial.

A la nue­va sec­ción de la CDF, el papa Francisco, con su Motu Proprio, enco­mien­da la tarea de “con­ti­nuar la obra de vigi­lan­cia, pro­mo­ción y tute­la lle­va­da a cabo hasta aho­ra por la supri­mi­da PCED”.

Los obi­spos más sen­si­bles al tema seña­lan que la litur­gia anti­gua es un teso­ro para la Iglesia que debe sal­va­guar­dar­se y custo­diar: es un bien encon­trar uni­dad con el pasa­do, pero tam­bién saber avan­zar en un cami­no de desar­rol­lo cohe­ren­te y pro­gre­so, y aten­der, en la medi­da de lo posi­ble, a estos fie­les.

En la medi­da en que se crea una paci­fi­ca­ción a nivel dio­ce­sa­no, no se cor­re el rie­sgo de las dos igle­sias, como temen algu­nos pre­la­dos, quie­nes a su vez seña­lan que lo que distin­gue a algu­nos gru­pos de fie­les de la “for­ma extraor­di­na­ria” es el recha­zo al Concilio Vaticano II. Esto en par­te es cier­to, pero no pue­de gene­ra­li­zar­se. También para estos casos se obser­va que la aten­ción pasto­ral del obi­spo ha sido deter­mi­nan­te para cal­mar los áni­mos exal­ta­dos y acla­rar las ideas de algu­nos miem­bros de los gru­pos esta­bles.

Los obi­spos seña­lan ade­más el cre­ci­mien­to de voca­cio­nes en los insti­tu­tos ex “Ecclesia Dei”. Sobre todo, en el área angló­fo­na y fran­có­fo­na, pero tam­bién de habla hispa­na y por­tu­gue­sa. Muchos jóve­nes eli­gen ir a los insti­tu­tos “Ecclesia Dei” para su for­ma­ción sacer­do­tal o reli­gio­sa, en lugar de ir a las dió­ce­sis, con mani­fie­sto disgu­sto de algu­nos obi­spos…

De hecho, en estos años, la “Sectio Quarta” ha regi­stra­do un con­si­de­ra­ble incre­men­to de voca­cio­nes en los insti­tu­tos suje­tos a ella, ade­más de un mayor com­pro­mi­so de los mismos en la for­ma­ción espi­ri­tual e inte­lec­tual de los can­di­da­tos a la vida sacer­do­tal y reli­gio­sa, cla­ra­men­te en las debi­das pro­por­cio­nes, tra­tán­do­se de rea­li­da­des meno­res pero no mino­ri­ta­rias respec­to al resto de la Iglesia.

Los obi­spos de las áreas hispa­no­ha­blan­tes, en gene­ral, pare­cen no mostrar mucho inte­rés en el MP “Summorum Pontificum” —aun­que no fal­tan fie­les que piden la litur­gia anti­gua en su ter­ri­to­rio. También de las respue­stas de los obi­spos ita­lia­nos, en gene­ral, pare­ce que no tie­nen en gran con­si­de­ra­ción la “for­ma extraor­di­na­ria” y las dispo­si­cio­nes toma­das al respec­to, sal­vo algu­nas exce­p­cio­nes.

Los fie­les, en cam­bio, están muy agra­de­ci­dos a Benedicto XVI y al papa Francisco por­que, gra­cias al MP “Summorum Pontificum”, han sali­do de una vida ecle­sial de clan­de­sti­ni­dad, de recha­zo y bur­la, y del abu­so de poder de algu­nos obi­spos, ejer­ci­do tam­bién sobre sus sacer­do­tes.

En cuan­to a las peti­cio­nes de los fie­les, en estos años se han for­ma­do varios gru­pos esta­bles, muchos de los cua­les se han con­sti­tui­do en aso­cia­cio­nes que piden la Santa Misa en la litur­gia latino-gregoriana. Algunos obi­spos quer­rían el retor­no a una situa­ción de indul­to para tener un mayor con­trol y gestión de la situa­ción. Pero la mayo­ría de los obi­spos que respon­die­ron al cue­stio­na­rio afir­ma que tocar el MP “Summorum Pontificum” con cam­bios legi­sla­ti­vos pro­du­ci­ría más daños que bene­fi­cios.

Un cam­bio daña­ría gra­ve­men­te la vida de la Iglesia, ya sea supri­mien­do o debi­li­tan­do el “Summorum Pontificum”, por­que recrea­ría las situa­cio­nes de con­fron­ta­ción que este había paci­fi­ca­do. Así se expre­sa el arzo­bi­spo de Milán:

“Tengo la impre­sión de que cual­quier inter­ven­ción explí­ci­ta podría cau­sar más daños que ven­ta­jas: Si se con­fir­ma la línea del MP “Summorum Pontificum”, se inten­si­fi­ca­rán las reac­cio­nes de per­ple­ji­dad del cle­ro (y no solo). Si se nie­ga la línea del MP “Summorum Pontificum”, se inten­si­fi­ca­rán las reac­cio­nes de disen­so y resen­ti­mien­to de los cul­ti­va­do­res del rito anti­guo”.

Por tan­to, es bue­no pro­se­guir en este cami­no ya empren­di­do sin crear ulte­rio­res sacu­di­das.

Otros pien­san que, con un even­tual cam­bio, la Santa Sede, entre otras cosas, favo­re­ce­ría la sali­da de fie­les de la Iglesia, fie­les dece­p­cio­na­dos, hacia la Fraternidad San Pío X u otros gru­pos cismá­ti­cos, y esto daría fuer­za a quie­nes sostie­nen la idea de que nun­ca se debe con­fiar en “una Roma que da con una mano y qui­ta con la otra”.

Cambiar la nor­ma­ti­va pro­vo­ca­ría, pues, un resur­gir de las guer­ras litúr­gi­cas. Podría inclu­so favo­re­cer el naci­mien­to de un nue­vo cisma. Además, desle­gi­ti­ma­ría a dos pon­tí­fi­ces, Juan Pablo II y Benedicto XVI, que se habían com­pro­me­ti­do a no aban­do­nar a estos fie­les (cfr. Motu Proprio “Ecclesia Dei Adflicta” de 1988; MP “Summorum Pontificum” de 2007).

Una idea que apa­re­ce de vez en cuan­do en las respue­stas, y que podría con­sti­tuir la con­clu­sión de esta sín­te­sis, sería la siguien­te:

“Aunque se rea­fir­me el carác­ter indi­scu­ti­ble de la refor­ma naci­da del Concilio Vaticano II, con­ven­dría desar­rol­lar en los semi­na­rios y en las distin­tas facul­ta­des ecle­siá­sti­cas sesio­nes con­cer­nien­tes al estu­dio de las dos for­mas del úni­co Rito Romano, a fin de hacer per­ci­bir la inmen­sa rique­za al ser­vi­cio de la cele­bra­ción de todo el úni­co miste­rio cri­stia­no en toda la Iglesia y crear situa­cio­nes paci­fi­ca­do­ras para la cele­bra­ción de esta litur­gia en las Iglesias loca­les, con sacer­do­tes idó­neos para la cele­bra­ción”.

Para con­cluir, un obi­spo de Filipinas afir­mó, en la respue­sta final al cue­stio­na­rio: “Dejemos a la gen­te libre de ele­gir”.

Y Benedicto XVI, en visi­ta apo­stó­li­ca a Francia en 2008, dijo a la Conferencia de Obispos sobre el MP “Summorum Pontificum”:

“Mido las difi­cul­ta­des que encon­tráis, pero no dudo que podréis lle­gar, en tiem­pos razo­na­bles, a solu­cio­nes sati­sfac­to­rias para todos, de modo que la túni­ca incon­sú­til de Cristo no se rasgue aún más. Nadie sobra en la Iglesia. Cada uno, sin exce­p­ción, debe poder sen­tir­se en ella ‘en su casa’, y nun­ca recha­za­do. Dios, que ama a todos los hom­bres y no quie­re que nin­gu­no pere­z­ca, nos con­fía esta misión hacién­do­nos pasto­res de sus ove­jas. No pode­mos sino agra­de­cer­le el honor y la con­fian­za que nos reser­va. Esforcémonos, pues, por ser siem­pre ser­vi­do­res de la uni­dad”.

El papa Francisco ha reto­ma­do esta expre­sión de Benedicto XVI hacién­do­la suya, rea­fir­mán­do­la con­tra toda for­ma de divi­sión y exclu­sión en la Iglesia. En el fon­do, estas pala­bras podrían ser hoy para noso­tros una línea de eva­lua­ción, de jui­cio y de guía.

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(1) Basta decir que en los docu­men­tos en cue­stión no se habla de la FSSPX. Además, debe leer­se la inter­pre­ta­ción autén­ti­ca que da el mismo Legislador en el libro-entrevista sobre su vida respon­dien­do a Peter Seewald en “Últimas con­ver­sa­cio­nes” (pág. 189), don­de dice: “Es abso­lu­ta­men­te fal­so afir­mar” que él qui­sie­ra el MP “Summorum Pontificum” para la FSSPX.

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Sandro Magister ha sido fir­ma histó­ri­ca, como vati­ca­ni­sta, del sema­na­rioL’Espresso”.
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