En su primera entrevista como Papa, concedida en julio a Elise Ann Allen del medio estadounidense "Crux" y hecha pública el 18 de septiembre, Robert Francis Prevost también fue preguntado sobre China.
Y respondió que "a corto plazo" continuará por el camino emprendido por la Santa Sede desde hace algunos años, pero que ya está "intentando comprender mejor cómo la Iglesia puede continuar su misión", teniendo en cuenta la cultura y las cuestiones políticas "que obviamente tienen gran importancia", pero también escuchando a "un grupo significativo de católicos chinos que durante muchos años han vivido una especie de opresión o dificultad para vivir su fe libremente y sin tomar partido".
"Es una situación muy difícil", dijo el papa León. "A largo plazo no pretendo decir qué haré o no haré", pero "ya he comenzado a tener conversaciones a distintos niveles sobre este tema".
China no es para León una tierra incógnita. "Ha estado en China más de una vez y conoce la cultura y la realidad china", dijo de él, poco después de su elección como Papa, el obispo de Hong Kong, el cardenal Stefano Chow Sauyan.
Y ya el 25 de mayo, en uno de sus primeros "Regina Caeli" en la plaza de San Pedro, el nuevo papa había pedido invocar para los católicos chinos "la gracia de ser testigos fuertes y alegres del Evangelio incluso en medio de las pruebas, para promover la paz y la armonía".
Lo ocurrido desde entonces hasta hoy confirma el inicio prudente, pero nada resignado, de León en ese terreno minado que es la relación entre la Santa Sede y China.
Una relación en la que quien indiscutiblemente dirige el juego es Pekín, como prueba también la noticia difundida en el intervalo entre la muerte de Francisco y la elección de León.
Era el 28 de abril y fuentes fiables informaron a "Asia News", la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, que una asamblea de sacerdotes, religiosas y laicos de obediencia gubernamental había sido convocada en Shanghai para ratificar la elección de un nuevo obispo auxiliar en la persona de Wu Jianlin, ya vicario general de la diócesis, además de miembro de la oficialísima Conferencia consultiva del pueblo chino.
Y lo mismo había ocurrido en la diócesis de Xinxiang, donde el nuevo obispo designado era el sacerdote Li Jianlin, también súbdito del gobierno, hasta el punto de haber firmado en 2018 la orden que prohibía en toda la provincia de Henan la entrada en las iglesias para la misa a los menores de 18 años.
Estas dos designaciones filtradas por las autoridades chinas tenían una grave anomalía en común. En Shanghai –donde el jefe de la diócesis, el obispo Giuseppe Shen Bin – , que también es presidente de la pseudo conferencia episcopal china nunca reconocida por Roma, fue instalado en 2023 por decisión unilateral del régimen solo posteriormente comunicada al papa Francisco –obispos auxiliares ya habría dos, pero ambos impedidos : Giuseppe Xing Wenzi, de 62 años, ordenado en 2005 pero luego caído en desgracia e inducido a retirarse a la vida privada en 2011, y sobre todo Taddeo Ma Daqin, de 57 años, que el 7 de julio de 2012, precisamente durante su ordenación episcopal, revocó su adhesión a la gubernamental Asociación patriótica de los católicos chinos, con el efecto inmediato de ser desde entonces mantenido bajo arresto en el seminario de Sheshan.
También en la diócesis de Xinxiang ya habría un obispo, también bajo control. Es Giuseppe Zhang Weizhu, de 67 años, ordenado clandestinamente en 1991 y arrestado varias veces por la simple culpa de ejercer su ministerio, carente como está de reconocimiento oficial.
Según el acuerdo de 2018 entre Pekín y la Santa Sede sobre la nominación de los obispos, aún secreto, pero de funcionamiento ya patente, es China la que designa a cada nuevo obispo, pudiendo el Papa decir sí o no en segunda instancia, pero que, de hecho, hasta ahora, siempre ha aprobado cada nombramiento.
Entre la designación por parte china y la nominación por parte del Papa suelen pasar algunos meses. Con la publicación, al final, el día de la instalación del nuevo obispo, de dos comunicados diferentes : por una parte, el de la Santa Sede, que cita la fecha de la aprobación papal y, por otra, el de la agencia oficial de la Iglesia china que, en cambio, cita la fecha de la anterior "elección" del nuevo obispo, sin la mínima mención al Papa.
En este caso, desde la doble noticia filtrada el 28 de abril hasta hoy han pasado cinco meses, pero aún no se sabe nada sobre el resultado de esas dos designaciones episcopales, en Shanghai y en Xinxiang.
Mientras tanto, otras tres nominaciones han sido llevadas a cabo, según el acuerdo.
La primera el 11 de junio, con la toma de posesión de Giuseppe Lin Yuntuan, de 73 años, ordenado obispo ya en 2017 sin que el Vaticano lo hubiera anunciado, pero salido ahora de la clandestinidad y reconocido oficialmente, como auxiliar de la diócesis de Fuzhou, donde desde enero de este año es obispo Giuseppe Cai Bingrui, también liberado en esa ocasión de la condición de clandestino, última nominación episcopal en China realizada por el papa Francisco.
Las otras dos entre el 10 y el 12 de septiembre, coincidiendo con la erección de la nueva diócesis de Zhangjiakou, con límites concordantes con los de la respectiva provincia y la confluencia en la misma de las dos anteriores diócesis de Xuanhua y de Xiwanzi, ahora suprimidas.
No es este el primer nuevo trazado de los límites de las diócesis chinas, para hacerlos coincidir con las fronteras de las provincias como quieren las autoridades de Pekín. La única reserva que mantiene Roma, respecto a la cartografía china por la cual todas las diócesis deben considerarse iguales, es la distinción entre diócesis y archidiócesis. En este caso, en el comunicado vaticano, la nueva diócesis de Zhangjiakou es definida, de hecho, como "sufragánea de Pekín", atribuyendo implícitamente a esta última la valencia de archidiócesis a cargo de una provincia eclesiástica y a su obispo el papel de metropolitano.
El nuevo obispo de Zhangjiakou es Giuseppe Wang Zhengui, ordenado el 10 de septiembre, siendo primer obispo consagrante su metropolita de Pekín, Giuseppe Li Shan,
La nominación por parte del papa León, según el comunicado vaticano, ocurrió el 8 de julio, mientras que su "elección" por parte china, según el comunicado de la agencia oficial "Catholic Church in China", se remonta al 28 de marzo, cuando el papa aún era Francisco.
Wang proviene de la diócesis suprimida de Xuanhua, cuyo obispo, Agostino Cui Tai, fue arrestado varias veces por ser clandestino, pero ahora, coincidiendo con el reajuste, ha sido retirado y simultáneamente perdonado con gran reconocimiento oficial.
Y el mismo beneficio del reconocimiento oficial ha sido acordado por las autoridades chinas al otro obispo instalado el 12 de septiembre como auxiliar en la nueva diócesis de Zhangjiakou, Giuseppe Ma Yanen, hasta ayer obispo clandestino de la otra diócesis suprimida, la de Xiwanzi.
Según los comunicados de la parte china, tanto el nuevo auxiliar de Zhangjiakou en el acto de toma de posesión, como el obispo emérito de Xuanhua en el día de su jubilación, han tenido que jurar solemnemente "respetar la Constitución y las leyes del País, salvaguardar la unidad nacional y la armonía social, amar la patria y la Iglesia, sostener el principio de independencia y autogestión de la Iglesia, adherir a la sinización del catolicismo en China y contribuir a la construcción completa de un País socialista moderno y a la promoción global de la gran renovación de la nación china".
En cuanto a la diócesis de Shanghai, donde sigue pendiente la nominación de un obispo auxiliar ya designado por parte china –como se filtró a finales de abril– pero aún no aprobado por Roma, la agencia oficial de la diócesis, totalmente sometida al régimen, ha dado amplia publicidad a las imágenes del clero y los fieles reunidos en varios lugares el 3 de septiembre para seguir en directo en pantallas gigantes, con religioso recogimiento como si estuvieran en la iglesia, el desfile militar gigantesco con el que Xi Jinping quiso celebrar los 80 años de la "victoria" de China en la segunda guerra mundial.
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Respecto al juramento de sumisión al gobierno atribuido a los dos obispos Ma Yanen y Cui Tai, "fuentes de 'Asia News' han reportado como inverosímil la noticia", escribió el 22 de septiembre el padre Gianni Criveller, director de la agencia, en un lúcido comentario sobre lo dicho por el papa León acerca del futuro de las relaciones entre la Santa Sede y China. “Las comunidades católicas que se referían a ellos fueron tomadas por sorpresa y se sienten entristecidas. Los dos obispos, que eran clandestinos, han obedecido la voluntad de la Santa Sede, pero la historia de su fidelidad, junto con la de sus comunidades, no solo queda sin reconocimiento, sino mortificada”.
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Sandro Magister ha sido firma histórica, como vaticanista, del semanario "L'Espresso".
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