Hay que reconocer a la revista italiana "Il Regno" – una de las voces más inteligentes del catolicismo reformista mundial – el haber sabido encontrar en el escaso repertorio de escritos y palabras de Robert Francis Prevost antes de su elección como Papa un discurso de gran utilidad para comprender su visión. En un terreno minado como es la defensa de la vida.
De ese discurso ni siquiera estaba disponible el texto escrito, sino solo una grabación en video. Era el discurso en lengua española que Prevost, en aquel entonces cardenal prefecto del dicasterio para los obispos, pronunció hace exactamente dos años, el 14 de octubre de 2023, en Perú, en Chiclayo, en la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, el día en que recibió un doctorado "honoris causa" (ver foto). La revista "Il Regno" ha publicado ahora el texto completo.
Y hay que notar inmediatamente que en ese discurso se encuentran afirmaciones que, hace un par de semanas, el papa León repitió con palabras casi idénticas, las cuales inmediatamente suscitaron críticas del ala intransigente del pensamiento católico.
El 30 de septiembre pasado, el Papa – acosado por los periodistas como ocurre ya todos los martes por la noche cuando regresa de Castel Gandolfo a Roma – había sido interrogado sobre el premio que el cardenal de Chicago, Blase Cupich, se disponía a otorgar al senador demócrata Dick Durbin, muy comprometido a favor de los inmigrantes pero también activamente "pro elección" en materia de aborto.
León respondió que es importante mirar no solo "al trabajo general que un senador ha realizado", sino también "a muchas cuestiones que están ligadas a la enseñanza de la Iglesia". Y había proseguido así :
"Quien dice estar en contra del aborto, pero está a favor de la pena de muerte, no es verdaderamente provida. […] Quien dice estar en contra del aborto, pero está de acuerdo con el tratamiento inhumano reservado a los inmigrantes en los Estados Unidos, no sé si será provida".
Pues bien, son precisamente estas afirmaciones las que se encuentran en el discurso del entonces cardenal Prevost en la universidad de Chiclayo :
"Un católico no puede declararse 'a favor de la vida' solo porque tiene una posición contraria al aborto, y afirmar al mismo tiempo estar a favor de la pena de muerte. […] Quienes defienden el derecho a la vida de los más vulnerables deben ser igualmente visibles al sostener la calidad de vida de los más débiles entre nosotros : ancianos, niños, hambrientos, sin techo y migrantes sin documentos".
Pero vayamos a la estructura de aquel discurso completo, muy instructivo sobre la visión del papa León.
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Desde el inicio, Prevost dice "compartir", respecto a "una ética coherente de la vida", las reflexiones de dos cardenales arzobispos de Chicago, su ciudad natal : Joseph Bernardin (1928 – 1996) y Blase Cupich.
De Bernardin, que fue durante más de una década el faro de la corriente progresista del episcopado de los Estados Unidos, Prevost recuerda el discurso pronunciado en 1983 en la Fordham University de Nueva York, que "marcó una dirección muy importante en su ministerio y presentó una nueva manera" de responder, por parte de la Iglesia, a las "cuestiones relativas al valor de la vida humana".
La visión que Bernardin explicitó en ese discurso, a juicio de Prevost, "traza un camino para la realidad eclesial que nos puede servir también hoy en día" y quizás "ahora como nunca antes".
Dicha visión exige una plena "coherencia" en la ética de la vida, de la cual es símbolo la "túnica inconsútil", toda de una pieza, que vestía Jesús. Esto porque "el aborto, la guerra, la pobreza, la eutanasia, la pena capital comparten una identidad común : todos se fundamentan en la negación del derecho a la vida", que en cambio debe ser tutelado no solo al nacer sino en todos sus momentos. Y a estas "podríamos añadir otras cuestiones, como los efectos de la inteligencia artificial, la trata de seres humanos, los derechos de los migrantes".
"Al mismo tiempo – prosiguió Prevost – el cardenal Bernardin subrayó claramente la especificidad de cada problema. Cualquier intento de confundir las cuestiones, sin comprender adecuadamente la relativa importancia moral, se distancia de la enseñanza católica. En otras palabras, el cardenal no afirmaba que todos los problemas concernientes a la vida son moralmente equivalentes. Al contrario, él subrayaba el carácter distintivo de cada desafío o dilema, cada uno de los cuales requiere sus propios criterios de análisis, enfatizando al mismo tiempo la interconexión de todas las amenazas a la dignidad de la vida humana".
La lección de Bernardin no se extinguió con su desaparición, dijo Prevost. Y citó como prueba un discurso pronunciado pocos días antes por el actual arzobispo de Chicago, el cardenal Blase Cupich, nuevamente en la Fordham University de Nueva York, en el cual "desarrolló algunas de las mismas ideas" de su predecesor.
Cupich, instalado en Chicago por el papa Francisco en 2014, es también un campeón en los Estados Unidos del catolicismo de marca "liberal". Y es curioso que Prevost, en su discurso en Chiclayo, no haya hecho mención del otro cardenal que rigió la arquidiócesis de Chicago después de Bernardin y antes de Cupich, Francis George (1937 – 2015), quien en cambio estuvo a la cabeza de la corriente conservadora, mucho más robusta, además de ser presidente de la conferencia episcopal desde 2007 hasta 2010.
A la "túnica inconsútil" de Bernardin, George prefería anteponer en la ética de la vida los "principios no negociables" de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Pero sin una rígida intransigencia, como prueba el "juicio prudencial" con el cual no excluía "a priori" de la comunión eucarística a los políticos católicos pro aborto.
Lo cierto es que Prevost nunca ha hecho mención de los "principios no negociables", ni en aquel su discurso en Chiclayo ni después de su elección como Papa. Esto porque es su objetivo ya evidente guiar a la Iglesia en un camino lo más concorde posible, hecho de escucha y comprensión mutuas, que suavice y acerque las opuestas intransigencias.
Al concluir su discurso en Chiclayo, Prevost describió así dicho camino :
"Uno de los grandes desafíos que tenemos por delante es encontrar la mejor manera de enseñar y promover precisamente un modo de pensar que busca unir los esfuerzos en la Iglesia, en la política y en todos los sectores de la sociedad, para trabajar en armonía para construir una sociedad en la que el valor de cada vida humana es respetado y protegido".
También aquí con palabras muy similares a las dichas por él a los periodistas el pasado 30 de septiembre, en Castel Gandolfo :
"Son cuestiones muy complejas. No sé si alguien posee toda la verdad sobre ellas, pero pediría, ante todo, que haya un mayor respeto mutuo y que se busque juntos, tanto como seres humanos – en ese caso como ciudadanos americanos o ciudadanos del Estado de Illinois – tanto como católicos, decir : 'Realmente debemos mirar de cerca todas estas cuestiones éticas y encontrar el camino a seguir como Iglesia'. La enseñanza de la Iglesia sobre cada una de estas cuestiones es muy clara".
Pero siempre "con el coraje de decir a veces '¡No, no puedo!', cuando está en juego la verdad", especialmente "en ciertas sociedades occidentales en las que Cristo y su Iglesia son marginados, a menudo ignorados, a veces ridiculizados" y los hombres políticos cristianos están sometidos a "presiones", a "directivas de partido", a "colonizaciones ideológicas".
Una advertencia, esta última, dirigida por el papa León el pasado 28 de agosto a políticos católicos de la diócesis de Créteil, en Francia, recibidos en audiencia.
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Sandro Magister ha sido firma histórica, como vaticanista, del semanario "L'Espresso".
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